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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Lucha contra el «yo» inferior
 

Las Enseñanzas originales de Jesús el Cristo/Lucha contra el «yo» inferior


Lucha contra el «yo» inferior

Para alcanzar la Meta Más Alta, la Unión con el Padre Celestial, uno no sólo necesita entrar en los «Cielos» Más Altos, sino también aprender a disolverse en la Conciencia del Padre eliminando el propio aislamiento.

Con todo, ni siquiera el amor pleno hacia el prójimo es posible sin la facultad de ver una situación desde su punto de vista, desde su posición. Y para esto es necesario no sólo experimentarse en el propio cuerpo, sino también en consustancialidad con la persona o personas a las que cuidamos.

Tal estado puede practicarse en una colectividad pequeña, por ejemplo, la de un varón y una mujer enamorados, o en colectividades grandes, como aquellas relacionadas con la producción, ciencia, religión, etc.

Un buen jefe dirige experimentándose a sí mismo como la colectividad entera y a ésta como un organismo. En este caso, su «interés personal» desaparece y la sensación del «yo» se disuelve en todos. El líder comienza a percibir a los demás como consustanciales a él o ella y el cuidado de ellos empieza a predominar sobre el cuidado de su bien personal. Ésta es la realización de los mandamientos: «(…) ¡Amarás a tu prójimo como a ti mismo!» (Mateo 22:39) y «¡Ama a tu hermano! (…) ¡Cuídalo como a la pupila de tu ojo!» (El Evangelio de Tomás, 25).

Una persona de amor comienza a aprenderlo en grupos sociales pequeños y luego en grupos cada vez más y más grandes. El apóstol Pablo propuso a los seguidores del Cristo que extendieran entre sí el sentimiento de la propia consustancialidad, experimentándose, de esta manera, como un solo Cuerpo Crístico encabezado por el Cristo y el Padre (Efesios 1:22-23).

Este tipo de trabajo meditativo da por resultado el crecimiento gradual de la conciencia del líder, y cuanto más cariñoso, sutil y atento sea su amor, mejor será este crecimiento.

Otro ejemplo de disolverse en el amor nos fue mostrado por Jesús con la imagen meditativa de una vid. Ésta tiene la raíz en el Padre, tiene un tronco, ramas-ayudantes y hojas-oyentes, que se ponen verdes, susurran y luego se caen. Además, la vid produce hermosos frutos con semillas que darán nuevos brotes (Juan 15:1-16).

Lo opuesto a tales líderes es un tirano presumido y necio.

Así, tenemos dos ejemplos de posibles líderes: por un lado, un tirano presumido y necio que convierte la vida de la mayoría de sus subordinados en una pesadilla y, por otro, la persona que se desarrolla según las meditaciones descritas por Jesús y Pablo.

Esto último se logra con la ayuda de combinaciones especiales de técnicas meditativas. Sin embargo, en este capítulo no las describiremos, sino que sólo nos limitaremos a citar algunas recomendaciones de Jesús y de Sus Apóstoles que pueden ayudar a prepararse para tal trabajo.

«(…) Ustedes saben que los príncipes de los pueblos dominan sobre ellos y sus cortesanos reinan sobre ellos. ¡Pero entre ustedes no ha de ser así! ¡Por el contrario, quien quiera entre ustedes ser más grande, que sea (…) servidor, y quien quiera entre ustedes ser el primero, que sea (…) siervo!» (Mateo 20:25-27)

«(…) ¡Aprendan de Mí, porque soy manso y humilde! (…)» (Mateo 11:29)

«¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? ¡Que lo demuestre con su buena conducta y con su sabia mansedumbre!» (Santiago 3:13)

«¡No tomen venganza! (…)» (Romanos 12:19)

«Cuando seas invitado por alguien (…) no te sientes en el primer lugar (…). Pues cualquiera que se enaltezca será humillado, y cualquiera que se humille será enaltecido» (Lucas 14:8-11).

«¡Bienaventurados los mansos! (…)»* (Mateo 5:5)

«¡Que nadie busque el bien para sí, sino para el prójimo!» (1 Corintios 10:24)

«(…) ¡Por humildad, que cada uno de ustedes considere al otro como superior a sí mismo!» (Filipenses 2:3)

«Cuídense de no dar limosna (…) para ser vistos (…). ¡Así no tendrán ninguna recompensa de su Padre Celestial! (…) Cuando des limosna, no toques una trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas (…), para ser alabados por la gente. En verdad les digo: ellos ya han recibido su “recompensa”. (Y) que tu limosna (…) sea en secreto (…). (Entonces) tu Padre Que ve lo secreto te recompensará abiertamente» (Mateo 6:1-4).

«(…) ¡Cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo (terrenal) que tiene, no puede ser Mi discípulo!» (Lucas 14:33)

«(…) ¡Es más dichoso dar que recibir!» (Hechos 20:35)

«(…) ¡De ninguna manera aprecio mi vida, solamente deseo acabar mi carrera con gozo y el servicio que recibí del Señor Jesús! (…)» (Hechos 20:24)

«(…) ¿Qué es su vida? ¡Es un vapor que aparece por poco tiempo y luego desaparece! (…)» (Santiago 4:14)

«(…) Ambas cosas me atraen: el deseo de partir (del cuerpo) y estar con el Cristo, que es lo mejor, pero permanecer en la carne es más necesario para ustedes. ¡Y sé ciertamente que permaneceré y continuaré con ustedes para su progreso y gozo en la fe! (…)» (Filipenses 1:23-25)

«(…) ¡Para mí el vivir (verdadero) es el Cristo, y el morir (del cuerpo) es la obtención (de Él)! (Filipenses 1:21)

«¡Miren que nadie pague mal por mal! (…)» (1 Tesalonicenses 5:15)

«(…) ¡No buscamos la gloria humana! (…)» (1 Tesalonicenses 2:6)

«Exhorta a los ricos de este siglo a que no sean presumidos ni a que confíen en las riquezas inciertas, sino en el Dios Vivo, Quien nos da en abundancia todo para que lo disfrutemos. Exhórtales a que hagan el bien y se enriquezcan con buenas obras, a que sean generosos y caritativos, acumulando para sí un tesoro tal que sea un buen fundamento para el futuro, para alcanzar la vida eterna» (1 Timoteo 6:17-19).

«¡Evita competiciones necias, genealogías, disputas y querellas (…), porque son inútiles y vanas!» (Tito 3:9)

«(…) El mayor entre ustedes hágase como el menor, y quien dirige como aquel que sirve» (Lucas 22:26).

«El amor (…) no dice: “¡Esto es mío!” (…), sino que: “¡Esto es tuyo!”» (El Evangelio de Felipe, 110).

«¡A Mí y sólo a Mí Me pertenece todo lo que ustedes poseen, todo lo que se encuentra alrededor de ustedes, sobre ustedes o debajo de ustedes!» (La Vida de San Issa, 8:11)

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Las Enseñanzas originales de Jesús el Cristo
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