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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Cielo físico y los Cielos
 

Las Enseñanzas originales de Jesús el Cristo/Cielo físico y los Cielos


Cielo físico y los Cielos

¿Dónde vive Dios? ¿Dónde podemos encontrarlo? Una mayoría aplastante de personas involucradas en formas primitivas de religión contestaría a esta pregunta señalando hacia arriba. Hacia allí ellas también dirigen sus ojos y manos al orar.

¿De dónde nació la convicción de que Dios está arriba? Quizás, sea porque en la superficie de la Tierra uno ve sufrimientos y tentaciones; en cambio, allá, en el cielo, están las nubes tranquilas en la lejanía azul interminable, la caricia del Sol, el misterio de la Luna y de las estrellas distantes.

Pero Jesús se rió de tales deducciones: «Si aquellos que les guían les dicen: “¡Miren, el Reino (de Dios) está en el cielo!”, entonces las aves del cielo les tomaron la delantera a ustedes.

»(…) Mas el Reino está dentro de ustedes y fuera de ustedes» (El Evangelio de Tomás, 3).

«El que busca no debe dejar de buscar hasta que encuentre. Y cuando encuentre, ¡se emocionará, (…) se maravillará y (estableciéndose en el Reino) reinará sobre todo!» (El Evangelio de Tomás, 2)

Así, en primer lugar, ¿qué significa «dentro de ustedes y fuera de ustedes»? Y, en segundo lugar, ¿por qué aquel que encuentre el Reino «se emocionará» y «se maravillará»?

Nosotros ya hemos examinado la naturaleza multidimensional de la Creación. Todas las dimensiones espaciales existen directamente aquí, en la profundidad multidimensional debajo de cualquier objeto material, sea una tetera, una plancha, nuestro planeta o el cuerpo de cada uno de nosotros. Y lo mismo pasa con cualquier espacio donde no hay ningún objeto denso, sino sólo aire. Esto es lo que significa «dentro y fuera de nosotros».

Por eso, para encontrar la Morada del Creador, el practicante no debe empezar su búsqueda arriba, sino en lo profundo de sí mismo. Al principio, lo debe hacer dentro del propio cuerpo, transformando su esfera emocional a través de renunciar a los estados emocionales groseros (primeramente, todas las formas de enojo, envidia, celos, etc.) y a través de cultivar los estados sutiles (primeramente, todas las formas de amor emocional, tales como la ternura, la caricia, la facultad de admirar la belleza y de sintonizarse con ésta, etc.). Normalmente, es posible obtener este resultado sólo mediante la limpieza y el desarrollo de los chakras.

La siguiente etapa de la refinación de la conciencia ocurre en el corazón espiritual localizado en el chakra anahata dentro del cuerpo. Este chakra es como una cavidad amplia dentro de la caja torácica, cavidad que existe en dimensiones espaciales sutiles. El corazón espiritual es un órgano bioenergético que produce emociones de amor. La facultad de trasladar la concentración de la conciencia al corazón espiritual le permite a uno, entre otras cosas, establecerse en un mundo de luz y amor.

Jesús dijo sobre esto lo siguiente: «Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios» (Mateo 5:8). «Entren en su templo, en su corazón, ilumínenlo con buenos pensamientos, con la paciencia y confianza inquebrantable que ustedes deben tener en su Padre» (La Vida de San Issa, 9:12).

Después de la purificación del chakra anahata con la ayuda de los métodos especiales*, será muy fácil limpiar e iluminar el organismo entero. Éste debe volverse tan puro que se vea transparente si lo miramos con la visión espiritual.

Después de purificarse de esta manera, el practicante adquiere la facultad de ver la Conciencia Divina, pero no con los ojos de su cuerpo, sino con la visión de la conciencia, siendo de notar que esto se hace dentro del corazón espiritual que se expande gradualmente.

Ahora volvamos al tema principal de este capítulo, que es el cielo físico y los Cielos.

No es por casualidad que en algunos idiomas se use una palabra para el cielo físico, mientras que para los Cielos no materiales, otra (por ejemplo, sky y Heaven en inglés; nebo y Nebesa en ruso). Confundir estos dos términos es una equivocación que se comete debido a la ignorancia religiosa.

Los Cielos son los eones más sutiles y aunque estos eones están por todas partes —sobre nuestras cabezas también— no sirve de nada mirar intensamente arriba o incluso volar allí en busca de éstos. Dios en el aspecto del Creador y del Espíritu Santo está presente en las dimensiones espaciales más sutiles que no pueden ser vistas por los ojos del cuerpo. Es posible ver al Creador sólo con los ojos de la conciencia después de refinarse a uno mismo (como conciencia) hasta Su nivel de sutileza.

* * *

«¡No todo el que Me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la Voluntad de Mi Padre Que está en los Cielos!» (Mateo 7:21)

«¡Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ésta! ¡Pero angosta es la puerta y estrecho el Camino que lleva a la (Verdadera) Vida, y pocos son los que la encuentran!» (Mateo 7:13-14)

«(…) ¡Quien busca encontrará y al que llama se le abrirá!» (El Evangelio de Tomás, 94)

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Las Enseñanzas originales de Jesús el Cristo
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